El 20 de marzo se celebró el Día Internacional de la Felicidad. Ese día en el que reflexionamos sobre lo que nos hace felices. Y, más que eso, nos esforzamos en compartirlo con todos (en nuestras redes sociales). ¡Calma! No está mal. Pero ¿por qué es necesario que haya un día específico para la felicidad?
La idea de este Día Internacional de la Felicidad fue lanzada por Bután, un pequeño reino budista en el Himalaya que, desde 1972, ha utilizado la ?Felicidad Nacional Bruta? como su estadística oficial
En 2012 la propuesta fue presentada y aprobada por 193 países. En 2013, la fecha ya estaba marcada en el calendario oficial de Naciones Unidas para que hubiera «un enfoque más inclusivo y equilibrado del crecimiento económico que promueva el desarrollo sostenible y el bienestar».
La verdad es... ¿De qué sirve el crecimiento económico si la gente no es feliz? ¿De qué sirve el crecimiento económico si no hay igualdad en la distribución de la riqueza? ¿De qué sirve el crecimiento económico si perjudicamos otros ámbitos de nuestra vida, como la familia, los amigos, el buen ambiente laboral, la salud, la paz o la sostenibilidad medioambiental?
También es cierto que economía y felicidad pueden coexistir en una misma fórmula. ¿Cual? La economía de la felicidad.
El punto de partida es precisamente el hecho de que los índices de desarrollo humano, como la riqueza financiera o el Producto Interior Bruto, no reflejan verdaderamente el nivel de bienestar y satisfacción de la población. . Así, la Economía de la Felicidad es una rama de la economía que viene a estudiarse cuantitativamente felicidad humana.
¿Cómo? A través de medidas de bienestar, calidad de vida, satisfacción con la vida misma y la sociedad y varias otras variables relacionadas con la economía, pero también con otras ciencias sociales y políticas.
Puede parecer ambiguo, pero la Economía de la Felicidad ha producido resultados sólidos y creíbles capaces de demostrar qué es lo que realmente hace que las personas se sientan tranquilas y felices y qué las deja insatisfechas e inseguras. independientemente de sus finanzas personales.
Una de las aplicaciones de la Economía de la Felicidad es laFelicidad Mundial Informe que desarrolla su estudio en seis líneas: Producto Interior Bruto per cápita, esperanza de vida saludable, libertad, generosidad, apoyo social y ausencia de corrupción. ? y analiza así el grado de felicidad y desarrollo económico y social de 156 naciones.
No Informe Mundial sobre la Felicidad 2018< span style="font-weight: 400;">, Portugal ocupó el puesto 77. Esperemos los resultados de 2019, hasta entonces:
Piensa en lo social, ¡cambia las reglas!
Fuentes: Periódico Económico, Saber, Noticias ONU, UNRic a>
Rafaela de Melo